Los seres humanos mantenemos una temperatura corporal central próxima a los 37°C. La temperatura de la piel es normalmente entre 2 y 4 grados más baja que la temperatura central. La diferencia se mantiene mediante la regulación térmica. Si la temperatura central del cuerpo se desvía demasiado de la normalidad, entonces se deterioran las funciones metabólicas. Una temperatura por debajo de los 36°C se considera hipotermia.1
La anestesia, tanto general como local (espinal/epidural), altera la regulación térmica y permite que la sangre caliente del cuerpo fluya a la piel, donde baja su temperatura. ¡Este proceso hace que la temperatura central caiga hasta 1,6°C en la primera hora tras la anestesia!2
Además, los quirófanos se mantienen a una temperatura de aproximadamente 21°C. Los pacientes están expuestos a este entorno frío y, una vez anestesiados, no se pueden mover. El resultado es que su temperatura central sigue disminuyendo.
La hipotermia perioperatoria aumenta el riesgo de que el paciente desarrolle numerosas complicaciones. Entre ellas pérdida de sangre, aumento del dolor, mayor riesgo de infección del sitio quirúrgico y mayor riesgo de alteraciones cardiacas.3
Está demostrado que los efectos negativos de la hipotermia añaden un aumento significativo de los costes para el sistema sanitario, costes en productos, costes de tratamiento de infecciones y mayor número de reingresos hospitalarios.3,4
Un sistema de normotermia eficaz debe calentar tanta parte de la superficie corporal del paciente como sea posible. Los fabricantes deberían poder proporcionar evidencia que demuestre la eficacia de su sistema. La medida de una manta efectiva de calentamiento por aire forzado es que tenga una temperatura uniforme en toda la manta y perforaciones visibles que permitan que el aire caliente fluya sobre la piel del paciente, transfiriendo calor a una superficie mayor5,6,7.
Hay múltiples posiciones y situaciones en la cirugía en las que deben quedar expuestas grandes áreas del cuerpo del paciente y puede ser difícil calentar activamente a estos pacientes. Disponer de múltiples tipos de mantas de calentamiento por aire forzado es fundamental. El calentamiento bajo cuerpo, las mantas para especialidades y las mantas conformables son necesarias además de las mantas tradicionales superior, inferior y de cuerpo completo, para calentar a los pacientes en todas las posiciones.
Los sistemas conductivos solo calientan al paciente allí donde hacen contacto con el paciente, mientras que los sistemas convectivos por aire forzado calientan un mayor superficies insuflando aire caliente sobre la piel del paciente. Las mantas sobre el cuerpo también reducen la pérdida de calor aislando al paciente al mismo tiempo.8,9
Esto ayuda a reducir el impacto sobre la temperatura central del paciente cuando la sangre central caliente irriga la piel. También se debería calentar activamente a los pacientes durante el proceso quirúrgico utilizando las mantas por aire forzado.10,11,12
Esto debería hacerse durante todo el proceso perioperatorio. El dispositivo que se utilice debería proporcionar una medición directa de la temperatura central, no una estimación.10,11,12
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