¡Es hora de zarpar! No importa si no vives cerca de algún lago o del mar, en esta actividad de ciencias podrás navegar mientras construyes tu propio velero de juguete. ¡Pero primero tienes que asegurarte de que tu barco no se vuelque! ¿Todo listo para afrontar el reto?
¿Recuerdas haber jugado con barcos de juguete en la bañera o has estado alguna vez en un barco de verdad? Los barcos pueden flotar gracias a la flotabilidad. Al mismo tiempo que la fuerza de su propio peso (por la gravedad) los empuja hacia abajo, la fuerza de flotación, que es igual al peso del volumen del agua que desplazan, los empuja hacia arriba. (Puedes encontrar una explicación más detallada sobre la fuerza de flotación en la sección "Más para explorar"). Algunos barcos están hechos de materiales que son menos densos que el agua, lo que significa que tienen menos masa por unidad de volumen. Estos materiales van a flotar siempre. Otros barcos, sin embargo, están hechos de metales como el acero, que son mucho más densos que el agua. Entonces, ¿cómo es que flotan? Pueden flotar porque están huecos, por lo que hay mucho espacio de aire vacío dentro del casco del barco. La densidad media del barco (si incluimos tanto el metal como el aire) es menor que la densidad del agua.
Los barcos no solo tienen que flotar, también tienen que mantenerse erguidos y evitar volcarse o darse la vuelta. Para ello, necesitan tener un centro de gravedad bajo, esto es, necesitan que su peso se concentre hacia la parte inferior del barco y no hacia la parte superior. Eso podría parecer toda una odisea en el caso de los veleros, que tienen velas muy altas que se elevan en el aire. ¿Cómo se mantienen en equilibrio con tanta masa concentrada en lo alto? Lo hacen gracias a otro elemento llamado quilla, que está en la parte inferior del barco. (Si solo has visto veleros sobre el agua, ¡es posible que ni siquiera supieras que existía la quilla!) La quilla es una gran pieza debajo del barco, con forma de aleta, que tiene dos propósitos. Primero sirve de lastre, o peso pesado, que ayuda a bajar el centro de masa del barco. Y segundo, también ayuda a evitar que el viento lleve la embarcación hacia los lados. En este proyecto, verás cómo una quilla puede ayudar a que un velero vaya recto y a evitar que se vuelque.
Tu primer velero probablemente fue bastante estable porque era muy ancho (estaba formado por tres corchos). Sin embargo, cuando quitaste dos corchos para hacerlo más fino, el velero probablemente se volvió inestable y se volcó. Es algo similar a cuando estás de pie con los pies muy juntos en lugar de tener los pies ligeramente separados; es más difícil mantener el equilibrio. Al añadir clavos/tornillos a la parte inferior del velero, bajaste su centro de gravedad y lo hiciste más estable. Sin embargo, los clavos verticales individuales no cumplen bien la función de empujar contra el agua, ya que el agua fluye directamente alrededor de ellos. En consecuencia, la quilla no consigue que el barco vaya recto. Si soplaste la vela, es posible que el barco se haya desviado hacia un lado o haya girado en círculos. Cuando envolviste los clavos con papel de aluminio, hiciste que la quilla se pareciera más a una aleta. Puede atravesar el agua muy fácilmente en una dirección, a la vez que proporciona mucha resistencia contra el agua en la otra dirección. Eso facilita mucho que el barco avance hacia adelante y dificulta el que se mueva hacia los lados. Esta es la razón por la que los veleros reales pueden ser largos, delgados y tener velas altas: ¡la quilla evita que vuelquen y les ayuda a ir en línea recta!